lunes, 2 de julio de 2007

Do the evolution baby


Desearán los pascuenses que su territorio sea nombrado maravilla del mundo sabiendo que eso traería como resultado que más turistas vayan a sus isla? Qué importante parece algo tan sencillo, quizá puedo sonar exagerado pero me parece crucial cómo tomamos esta situación. En primer lugar la decisión principal la deben tomar ellos, los pascuenses, son ellos los que deben resolver, ya que los pascuenses deseas que sus hijos tengan un mejor porvenir, desean un desarrollo en cuanto a la calidad de vida y algunas comodidades que ofrece la tecnología, algunos desean que sus hijos desarrollen profesiones en el continente, pero al mismo tiempo desean conservar su cultura, no hacer más basura, no urbanizar su territorio con concreto para sostener a más turistas o tener que agrandar su conductos de aguas servidas y más “contis” en su isla. Actualmente el 60% de la población de la isla es del continente, imaginen, mucho menos de la mitad de la población isleña realmente pascuense.

En lo personal creo tan o mas lindas las ruinas de Machu Pichu, y quizá debe haber lugares tan o mas lindos que isla de pascua pero la gracia y lo bonito de isla de pascua es que es un libro vivo, la lengua no está escrita en los libros, los tatuajes no están en piedras o fotos, los ritos y bailes no están es un apartado de antropología polinésica, Rapa Nui está vivo, hay personas con los tatuajes en sus cuerpos, personas pascuenses y con cara de pascuenses bailan danzas pascuenses y cantan en pascuense, aun los isleños crean y desarrollan objetos de su cultura. Todo eso esta ahí, actualmente. Imagino que debe ser como una máquina del tiempo, una isla ha permitido que se preserve un modo de vida.

El dilema como especia humana es cómo vamos a hacer para resolver el problema de desarrollo en cuánto a tecnología, calidad de vida, deseo de crecer económicamente casi a contrapelo de poder conservar el lugar donde vivimos, los recursos naturales que nos sostienen. La isla se presenta como un mundo pequeño donde está condensada esa disyuntiva. Es evidente que el norte de la decisión debe integrar ambas áreas pero qué delgado es el límite entre una y otra decisión. Es como que para tomar una opción hay que dejar otra, debemos perder un algo necesariamente, cualquiera sea este. Nos desarrollamos pero no tanto como para joder el medio ambiente que al final terminará por jodernos también, o bien le damos no más y crecemos, hacemos hoteles, aeropuertos y ganamos plata pero nos tiramos la isla.

Sea como sea pareciera que debemos perder algo, cualquiera sea la decisión.

En estos días el dilema como especie humana nos toca por primera vez a la puerta, debemos responder por nuestro estilo de vida depredador e industrializado. Quizá pareciera que, anteriormente, los Mayas u otras vivían en armonía con la naturaleza pero quizá no fue tan así, eran tan pocos que podían arrasar con hectáreas de bosques para hacer cemento y construir sus pirámides y no pasaba nada, no existían grupos ambientalistas ni nada. El impacto era mínimo en comparación a la escala de nuestras actividades de producción y construcción de materiales para sostener nuestro estilo de vida.

El primer humano que insultó a su enemigo en vez de tirarle una piedra fue el fundador de la civilización.”

Sigmund Freud

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